sábado, 6 de febrero de 2010

Charly García: "Soy indestructible"


No hace mucho tiempo, Charly García era atado y amordazado por enfermeros mendocinos luego de ponerle el cuerpo, una vez más, a su clásico Demoliendo hoteles.
Ahora, tras una internación en un instituto psiquiátrico, se ha decidido mechar un proceso de recuperación amparado por Palito Ortega con su vuelta a los escenarios. Los shows de “regreso” han tenido resultados satisfactorios para algunos y apenas dignos para otros, que no pueden sacarse de la cabeza eso de que “Charly se expresa con una marcha menos”.
En el cierre de la edición 2010 de Cosquín Rock, previsto para el domingo 14 de febrero, el espectador podrá sacar sus propias conclusiones sobre si hay un nuevo Charly. Pero nos adelantemos a los acontecimientos, ya que el genio está más que dispuesto del otro lado de la línea. “¿Un nuevo Charly? A ver... Hay una nueva conducta, una nueva filosofía de vida, digamos. Y hay mucha más lucidez y siento que estoy más abierto a las cosas. Es lo más claro de este cambio. Pero el fuego interior sigue”, detalla.

–Si hay nuevo Charly quiere decir que también hay otro viejo. ¿Extrañás algo de aquél?
–De la etapa desbordada recuerdo buenos momentos, porque no todos fueron horribles. También recuerdo haberme tirado de un noveno piso. Me parece un chiste, ahora no lo haría. Tampoco me voy a convertir en un santo.

–Al revisar tu cancionero para armar la lista del nuevo show, dijiste que tu vida era producto de un plan maestro. Ahora que te estás recuperando, ¿cuál es el paso que viene? ¿Habrá más discos de Charly García?
–Mientras que haya discos habrá Charly García, jeje. En este momento estoy muy cuidadoso con el show. Le doy mucha preponderancia a eso, creo que el show está increíble. Estoy concentrado en cantar y sentir lo que canto. Lo del masterplan no me pasa con todas las canciones, pero con algunas sí. Incluso de Sui Generis. Cuando ya me empiece a quedar solo tiene momentos que se emparentan con algunas cosas que me han pasado. A Bob Dylan lo caracterizan como poeta y profeta, ¿no? Y bueno, me pasa algo similar, uno poetiza y profetiza al mismo tiempo.

–Para esta etapa armaste una banda sólida. ¿Pero cuál fue la banda de acompañamiento que más te gustó? ¿Los GIT más Fito con parte de Los Twist? ¿Las Ligas, Calamaro más los Fricción? ¿Los Enfermeros?
–De las que has enumerado, la única que se puede comparar con la actual en términos de potencia y afiatamiento, es la de GIT más Fito. Esta tiene un sonido más rocanrolero, porque cuenta con dos violas al frente casi todo el tiempo. Me gustaba esa banda, pero a la actual la siento más precisa.

–En “Deberías saber por qué” les exigís a los fans que tengan plena conciencia de por qué son fans. A propósito, ¿qué representa ser fan de Charly García? Hasta hace poco, los pibes creían que eran la reencarnación misma del rock & roll.
–Esa canción tiene esa cosa medio de reclamo, puede ser una canción de amor. Todo es un reclamo general para terminar en un reclamo personal. Porque fijate que digo “si entrás a mi apartamento...”. Y en eso me hace acordar a las letras de Dylan de la primera época, en las que le reprochaba a alguien y uno no sabía bien a quién. ¿Acaso no era a su fan promedio? Por otro lado, soy rock & roll, está en mi sangre. Quizá, lo de sexo y drogas haya pasado a un plano más... No sé, ahora mis intereses son otros, pero el rock & roll está.

– ¿Harás un culto de la sobriedad de ahora en más?
–No, y me molesta cuando lo hacen. No me gusta sermonear. Por supuesto, si veo que un amigo tiene un problema similar al que tuve, lo aconsejaré. Pero la vida es algo para disfrutar, qué se yo.

– ¿Podés superar la trilogía “Yendo...”-“Clics modernos”- “Piano bar”? El haber alumbrado semejantes obras, ¿te neutralizó alguna vez?
–No sé si los superaré, pero haré algo buenísimo. Estoy seguro de eso. Me falta encontrar un clic nuevo, algo que me motive como, en su momento, la dictadura me inspiró Yendo de la cama al living, o New York a Modern clics. En algún momento, creo que no muy lejano, algo me dará pautas para la expresión. A vos te gustaron esos... Está bien, yo miro hacia atrás y también me copo con Piano bar, pero no me gustaría repetirme.

–Muchas veces, muchísimas, se habló del entorno de Charly García. ¿Ahora tenés entorno o gente que te quiere de verdad a tu alrededor?
–Tengo gente que me quiere, de verdad. Entorno es un amigo tuyo que le dice algo a un periodista. Siempre aparece algún chanta como el que me sacó una foto para la revista Gente. Le decís “no lo hagas” pero es inútil. Son las reglas del juego.

–Con Spinetta, al visitarse uno a otro en sus sendos conciertos en Vélez, ¿saldaron una deuda? Lo pregunto porque, si bien lo tenían planeado, nunca pudieron hacer su disco en conjunto.
–No existían heridas por curar ni deudas por saldar. Es revitalizante cuando un artista como Luis Alberto se me acerca. Nos divertimos, nos confesamos admiración mutua. El otro día, vino Pedro e hicimos una versión de Perro andaluz que fue genial. Hay músicos increíbles en este país. Siempre es bueno que alguien te chicaneé un poco. Es bueno juntarse con los grandes porque entonces estás obligado a pelar grosso.

–Una vez dijiste que harías un reality en el que se entrara famoso y se saliera desconocido; otra, solicitaste un peso por cada argentino para compensar tu aporte a la cultura nacional. ¿Qué tenés en mente ahora?
–Se me ocurre decirle a la gente que vaya a Cosquín, que vaya con el oído abierto y que, además del sonido y luces de primer nivel, en los conciertos se está dando una cosa muy de amor. Hacemos el amor todos. Y la precisa sería: “Say No More es indestructible”.

El miedo a morir
–En los últimos meses fallecieron Mercedes y Sandro. ¿Algo para decir? ¿Y vos? ¿Le temés a la muerte?

–Hasta el perro del vecino le tiene miedo a la muerte. Es una sensación inoxidable... Ponele comillas a inoxidable, por favor. En cuanto a lo de Mercedes, la vi muy poquito tiempo antes de su muerte. Grabamos Desarma y sangra y al poco tiempo murió. Lo que supe por su hijo es que se fue en paz, con plena conciencia de que se apagaba. En el caso de Sandro, fue diferente. Se vivió con mucha angustia la llegada del pulmón, el trasplante... Fue como una batalla. Lamentablemente, la perdió, pero también el país perdió a un símbolo. Ambos seguirán en la memoria de todo el mundo. Yo los llevaré en mi corazón.

Por: Germán Arrascaeta.
Fuente: La Voz del Interior

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