Charly García está emocionado con su obra, que ahora interpreta con responsabilidad. Dice: “La música es la zanahoria para estar bien”. Toca el 12 de junio en Córdoba.
Antes era más fácil ubicar a Charly García. Uno lo llamaba a su guarida de barrio Norte y atendía al toque. O le tocaba un timbrazo y era invitado, no siempre amablemente, a subir y a charlar. Era el García adicto que pensaba y pensaba cómo insuflarle rock a la vida de todos, cómo hacernos notar que éramos simples mortales cumpliendo con un ritual mecánico y estéril.
Hoy las cosas cambiaron. García está limpiándose y está monitoreado judicialmente. Eso hace que haya muchos satélites alrededor de él y que cualquier promesa de nota se caiga al mínimo desorden emocional. Esta entrevista es producto de esa situación: fue pautada cara a cara para el martes 18 de mayo. Pero ese día Gustavo Cerati sufrió lo que sabemos y Charly se quebró. El contacto se pasó para días atrás en México, pero el agotamiento no daba margen y así fue hasta que el jueves pasado Charly se levantó de la siesta y dio el visto bueno para un telefónica. “Te pido disculpas, pero lo de Gustavo me afectó mucho. Un tipo con su fulgor, tan indefenso... No lo soporté. Sé que se está recuperando un poquito y me dio mucha alegría. Rezo por él. Y tengo toda la esperanza de que se pondrá bien. Es un gran amigo y un gran músico. Tiene que estar bien. ¡Es Cerati!”, dice García, a quien se oye lúdico, de buen ánimo y sincero.
Listo, vamos a la charla.
-Cuando se discute sobre la recuperación de Charly, se suele observar que volvió a trabajar antes de lo aconsejable. Por eso de que afrontó shows sin el máximo de sus capacidades neurológicas. ¿Acaso desoyó sugerencias clínicas para volver? ¿O fueron terceros los que lo apuraron? Yo adhiero a la segunda.
-Estás equivocado. Hay que estar bajo la lluvia comandando tanta expectativa (se refiere al show ya instituido como Concierto subacuático, ofrecido en octubre pasado bajo un temporal de intensidades bíblicas). Salí a tocar porque tenía ganas de tocar. Me encanta tocar. Nadie me apuró, nadie me obligó. Son mentiras todas esas cosas que se dicen. Fue todo por motu propio. La zanahoria para estar bien es la música. ¿OK?.
–Es decir que la jueza que monitorea todo tiene un límite trazado por tu propia voluntad.
–Tomo las decisiones, pero tengo gente que me ayuda en esta instancia. No es mucha gente, pero sí son muchos los que se quedaron afuera. Y ésos tienen fantasías y perciben teorías conspirativas. Pero aquí estoy, muy visible.
–Pero puede pasar que extrañes a uno de esos personajes que quedaron afuera y que no puedas verlo por estar impedido judicialmente.
–Extraño un poco a todos, pero no tanto a los muchos que hablan cualquier cosa como Pipo (Cipolatti).
–Estás haciendo giras celebratorias, amparadas en canciones de tus diferentes épocas. ¿Cuándo dejarás de revisitarte?
–Estoy componiendo nuevas canciones. Sobre el futuro. Un futuro que me lo imagino como una extensión de mi presente.
–Bueno, ¿y qué dirías de este presente?
–Estoy muy enfocado en hacer conciertos, en el directo. La banda suena cada vez mejor. Y estoy tocando en lugares rarísimos como Israel o México. Es una forma de cambiar la consideración que la gente tenía sobre mí a la hora del recital. Antes era un caos, ahora estoy muy enfocado. El público me tiene interpretando con mucho gusto. Siento que la gente está contenta por cómo estoy haciendo las cosas, por lo bien que están saliendo los shows. Recién vengo de México y fue increíble la recepción popular. Parecía acá... O más.
–Supongamos que un sello te presiona para entregar un disco de canciones inéditas. ¿Podés cumplir?
–La presión de una multinacional no me hace mucho. Prefiero tomarme el tiempo y hacer algo diferente a lo que hice. Mi pretensión es hacer un cambio estilístico, como el de Modern clics a Piano bar. Cada disco mío siempre tuvo una onda, un concepto que lo unía todo. Busco eso, un concepto. Pero no es algo que se consiga de un día para el otro. La nueva canción que hice se llama Medicina del amor. La toqué una vez y la voy a reestrenar en Córdoba.
–A propósito, estás de novio, has oficializado. Esa es una situación atípica, sin reparar que Mecha es jovencita. ¿Ella es la musa de tu nuevo tema?
–La canción la hice antes de oficializar con Mecha. Pero aun así, ella tiene una influencia en cada actualización de la composición. De todos modos, es una pieza algo ambigua, que hace confrontar a La medicina del amor con La medicina del doctor. ¿Se entiende?
–Bueno, ahí tenés un concepto.
–Diría que es una punta. Apenas eso. Dame tiempo.
–¿Qué sentís cuando alguien te ve hoy y dice “ese no es Charly García”?
–Me resulta rara la observación, pero la entiendo. Puedo agregar que soy yo. Soy tan Charly García ahora, con este pulso, que cuando estaba medio loco escudado detrás de Say No More.
–En Israel, estuviste en el Muro de los Lamentos. ¿Cómo es tu relación con la religión?
–Siempre tengo dudas, pero ese lugar tiene varios años de historia. Por ahí pasó Cristo... Y es un lugar turístico, también. Me emocionó mucho estar por ahí, y se me notó. No fui en la búsqueda de respuestas.
–¿Tenés el hábito de escuchar tus discos anteriores?
–No escucho los discos. Los escuché un poquito para hacer la lista de temas. Pero ahora los interpreto y me hago parte de ellos, sin reparar en el fulgor del original. Antes me despreciaba un poco y no los cantaba, le daba poca bola a la interpretación y al hecho de llegar al público de una manera definida. Me siento bien, me siento más orgulloso de mi música.
–¿Tenés una mirada crítica hacia el último tramo de tu obra?
–No con los discos, ojo. A mí me gustan los discos. Estaba un poco loco, pero grababa de puta madre.
Bicentenario, cierre de la pólemica:
–Hace días cumplimos 200 años como patria. ¿Te exaltó algún sentimiento patriótico? Vos fuiste uno de los primeros que se le animó al Himno Nacional...
–Nadie me llamó para tocar en la fiesta. Y aclaro que no estoy ofendido. Si bien adhiero al espíritu del Bicentenario, los festivales populares no me gustan mucho porque no hay tiempo de probar sonido, es un poco a la que te criaste. Artísticamente es difícil hacer un buen show. ¿El Himno? Es una canción de todos para hacer con todos. Yo, argentino.
En México todo estuvo donde debía estar:
En Internet suelen pulular con intensidad viral informaciones falsas. Esta semana, la que tuvo ese nivel de circulación fue la que decía que Charly García se había bajado los pantalones en México, tal como lo hizo en Atenas allá por enero de 1984. Pero si bien en el club griego mostró los genitales, en México se dijo que exhibió el trasero.
El artista asegura que todo esto es mentira. “Se puede mentir, pero llegar a este límite de contar una historia increíble, cuando el show lo vieron ocho mil personas y había mas de 150 periodistas me parece mucho”, dijo Charly en un comunicado. “Algunos no se bancan que esté bien y evidentemente quieren que caiga, pero esto es muy bajo, esto ya me suena a una campaña. Si hubiese sido cierto, las fotos y el video darían la vuelta al mundo. ¿No les llama la atención que justo nadie tiene nada?”, cerró el músico, que en su descargo aclaró que no pidió mucha plata para estar en la fiesta del Bicentenario, sino que no lo invitaron.
Charly en concierto
12 de junio, 21.30. Orfeo Superdomo, Cardeñosa 3450. Entradas: desde $ 50 a $ 150, a la venta en tiendas Vesta de Dinosaurio Mall de Rodríguez del Busto, ruta 20 y Dinosaurio Express. A través de Internet: http://www.orfeosuperdomo.com/.
Por: Germán Arrascaeta
Fuente: La Voz del Interior
1 comentario:
Muy buena entrevista. Se lo nota lúcido a Charly.
Un abrazo,
Ale.
Publicar un comentario