Fueron dos jornadas diferentes pero igual de intensas. En el primer concierto, el del miércoles, estuve muy cerca y eso me permitió vivirlo a fondo; es más, estuve bailando y cantando durante todo el recital. Al margen del cariño de la gente, la ubicación alcanzó para ratificar lo que ya había conversado con Fernando (Szereszevsky), mi manager, unos días atrás: cuando hay tanta y tan buena música, no hacen falta ni exuberancia tecnológica ni decenas de bailarines.
Si hubo algo que me maravilló del show de McCartney fue descubrir que en cada tema, frente a cada situación, la puesta en escena no descuidaba el aspecto teatral del espectáculo. Igual que en mi última presentación en el Luna Park, Paul demostró que basta con una pantalla de led y una luz antibaja para transmitir lo que desees a través de la música. Por supuesto que me fascinó el sonido y ver cómo el hombre conserva su voz de manera impecable; todavía no me explico cómo algunos insisten con esas huevadas sobre su salud y sus operaciones. El estado del tipo es increíble; canta tres horas y no toma un solo vaso de agua.
Paul está entero y lo demostró durante las dos noches.
A propósito de la segunda, para esta ocasión preferí tomar cierta distancia que me dejara al margen de la euforia y de la pasión para disfrutarlo desde otro lugar y ver aquellos detalles que perdés en medio del vértigo. Fue útil, vi que la banda no hizo una sola nota de más. Sonaba como sus discos o mejor, no les sobraba ni les faltaba nada. A propósito de esos discos, en un momento no pude evitar reírme recordando las horas y horas gastándolos para sacar uno y otro arreglo. Y no podía ser de otro modo, escuchar a Paul es igual que escuchar música clásica.
Antes de su llegada, intentaron contactarse conmigo y mi banda para tocar primeros. La verdad es que preferí disfrutarlo como fanático. Sabía que para los teloneros todo sería chiquito y bien acústico; en general, no te dejan sonido, no te dan pantalla, nada. Entonces, para hacer algo que no esté a la altura de lo que venimos mostrando, elijo asumir el rol de fan. No tengo ganas de cholulear y tocar por tocar.
En general, seguí todas las canciones; Black Bird me emocionó un poco; también And I love her. El tema de Paul como solista, My Love, me gusta mucho, incluso es uno de los preferidos que siempre elijo en la banda para calentar la voz, antes de salir.
¿Si volverá? Quién sabe, igual lo disfrutamos mucho y a lo mejor, en algún otro lugar del mundo, lo podemos volver a ver. En lo personal, no creo que regrese.
Si hubo algo que me maravilló del show de McCartney fue descubrir que en cada tema, frente a cada situación, la puesta en escena no descuidaba el aspecto teatral del espectáculo. Igual que en mi última presentación en el Luna Park, Paul demostró que basta con una pantalla de led y una luz antibaja para transmitir lo que desees a través de la música. Por supuesto que me fascinó el sonido y ver cómo el hombre conserva su voz de manera impecable; todavía no me explico cómo algunos insisten con esas huevadas sobre su salud y sus operaciones. El estado del tipo es increíble; canta tres horas y no toma un solo vaso de agua.
Paul está entero y lo demostró durante las dos noches.
A propósito de la segunda, para esta ocasión preferí tomar cierta distancia que me dejara al margen de la euforia y de la pasión para disfrutarlo desde otro lugar y ver aquellos detalles que perdés en medio del vértigo. Fue útil, vi que la banda no hizo una sola nota de más. Sonaba como sus discos o mejor, no les sobraba ni les faltaba nada. A propósito de esos discos, en un momento no pude evitar reírme recordando las horas y horas gastándolos para sacar uno y otro arreglo. Y no podía ser de otro modo, escuchar a Paul es igual que escuchar música clásica.
Antes de su llegada, intentaron contactarse conmigo y mi banda para tocar primeros. La verdad es que preferí disfrutarlo como fanático. Sabía que para los teloneros todo sería chiquito y bien acústico; en general, no te dejan sonido, no te dan pantalla, nada. Entonces, para hacer algo que no esté a la altura de lo que venimos mostrando, elijo asumir el rol de fan. No tengo ganas de cholulear y tocar por tocar.
En general, seguí todas las canciones; Black Bird me emocionó un poco; también And I love her. El tema de Paul como solista, My Love, me gusta mucho, incluso es uno de los preferidos que siempre elijo en la banda para calentar la voz, antes de salir.
¿Si volverá? Quién sabe, igual lo disfrutamos mucho y a lo mejor, en algún otro lugar del mundo, lo podemos volver a ver. En lo personal, no creo que regrese.
Por Charly García
Fuente: Perfil
2 comentarios:
Qué lindo leer a Charly!!!
Gracias ...
esto fue escrito por Charly Garcia?
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