sábado, 17 de octubre de 2009

Charly García: encuentro con el santo.


Pasajero en trance
La última vez que habló con La Nacion, en septiembre de 2007, recluido en la habitación de un hotel céntrico, Charly García confesaba: "El próximo paso es no matarme". Luego de tres internaciones en diferentes clínicas psiquiátricas y tras un intenso y extenso tratamiento de desintoxicación que lo obligó a abandonar los escenarios por quince meses, García asiente: "Sí, cumplí el plan. La prioridad era esa. Pero no por demostrar nada; simplemente, porque tenía ganas de hacerlo. Cuando estás muerto, entre comillas, cobrás un valor agregado. La verdad es que en todo este tiempo recibí mucho cariño; muchos se interesaron por mí y me di cuenta de que le importo a la gente, en serio. Ahora lo siento como una gran responsabilidad".
Luego del ensayo del paso de baile aéreo -dirigido por Pichón Baldinu-, que el próximo viernes servirá de volada coreografía cuando la lista de temas llegue a "Pasajera en trance", Charly se sienta junto a sus amigos y compañeros más fieles por estos días -Fabián Quintiero, Hilda Lizarazu y su manager Fernando Szereszevsky- en un camarín improvisado en el estadio cubierto Malvinas Argentinas, centro de operaciones para la puesta a punto del show en Vélez.
Los músicos hablan del exabrupto maradoniano luego, ya en medio de la entrevista Charly, dirá: "El Diego que hizo la conferencia de prensa era un Charly viejo. Yo antes podía hacer una cosa así, pero ahora el odio y la revancha no están en el tapete".
Más allá de lo musical, si hubo una gran diferencia entre los shows de García de los últimos diez años y el primer concierto de esta gira, en Lima, un mes atrás, fue la sonrisa que Charly le regaló a su público de principio a fin. "Fue muy sincero; estaba feliz. Los shows fueron muy intensos. Yo escuchaba muy bien. Creo que pude transmitir las canciones de una forma intensa y la banda suena impresionante."

-Antes parecías enojado.
-Lo que pasaba era que antes me distraía mucho más; no lograba pasar de los problemas que había a mi alrededor. No sé... Me distraía mucho por el sonido o porque estaba más preocupado en tocar que en cantar. Ahora me concentro en el piano y en cantar, y es fabuloso. Estaba muy mal y me agarré de lo mejor que tengo: esta música que estoy tocando ahora. O sea, me revaloricé. Hice los deberes; podría haber sido antes, incluso; no era tan grave, pero, justicia mediante, etcétera? Aquí estoy.

-¿Qué cambió para que ahora hubieras aceptado este tipo de rehabilitación?
-Lo mismo le pasó a Pete Townshend, a Keith Richards? Llega un momento en que tenés que ir a rehabilitarte. Ya pasé eso. Si no ponía fuerza, me chupaba la oruga. Hay que tener mucha humildad para aceptar que te ordenen cosas o que te ataquen físicamente. En la clínica, básicamente, vegetaba, no hacía nada. A veces hacen más daño las drogas legales que las ilegales. Por suerte, ya estoy bastante libre de todo eso. Mi recuperación vino por otro lado y una gran zanahoria era salir a tocar. No sé... Ahora soy John Lennon cuando volvió de Los Angeles de hacer locuras y se quedó en su casa tranquilito, componiendo.

-¿Y cómo sigue este capítulo?
-Estoy yendo a un centro de rehabilitación cognitiva y también hay un kinesiólogo que viene a casa, porque de estar tanto en las clínicas salí entumecido. Por eso tuve que entrenarme bastante para volver a tocar, aunque todavía no estoy tocando como me gustaría. Estoy en proceso de purificación y en cualquier momento va a salir el Charly puro-puro, que es el que yo quiero. Por ahí, me pasa lo de Dylan, que no para nunca de tocar. Es lo que sé hacer. Cuando hacés lo que no te gusta o hacés lo que te gusta, pero te sale mal, llenás esas carencias con alcohol y drogas. Está bien, como decía Andrés, fumarse un porrito y tomarse un whisky, pero yo ya lo hice ¡Bah! Ya está. No me avergüenzo, ¿eh?, pero ya pasó. Ahora, lo que más me gusta es que me puedo alucinar en el escenario con sólo tocar; no necesito nada extra. Por eso me río tanto, porque puedo ir al mismo lugar con drogas o sin drogas.

-En tus canciones siempre hablaste de tu vida, de lo que te rodea. ¿Volviste a componer por estos días?
-Hice algunas en lo de Palito [Ortega], pero justamente este recital me obliga a cantar y a sentir cosas del pasado que me hicieron dar cuenta de que es difícil componer. Tengo un estándar de composición muy high , o sea, me voy a poner a componer cuando termine la gira. Necesito una inspiración o algo que ahora no está, o está, pero se trata de "yo hablándome a mí mismo".

Charly, sobre los temas que eligió junto a su banda para estos shows, dice: "Son todos pianísticos, canciones que tienen un desarrollo con el piano, como «Llorando en el espejo» o «Canción del dos por tres»", y asegura que la fórmula para esta banda ya le rondaba su cabeza desde antes de la internación: "Hace rato que tenía pensado hacer una cosa así, pero no me podía concentrar. Cantar todas las letras, interpretar el tema y usar esa interpretación como un instrumento más, a lo Mick Jagger, o cuando me siento en el piano, a lo Elton John. ¿Sabes qué pasa? También me di cuenta de que es lindo tener un buen camarín, que te traten bien, salir de gira y que tus músicos y plomos duerman en el mismo hotel. Son cosas que hacen que todo el mundo esté contento y eso, hoy, a mí me hace feliz". Lo de Vélez va a ser monstruoso -se entusiasma Charly-. En estos shows previos, me fijaba en alguien especial del público, tres o cuatro veces, para ver si le estaba gustando o no el concierto. Por ahí ficho a un viejo, ponele, o a un nenito, y tanto en Perú como en Chile hubo mucha conexión. Pero el show del 23, que es mi cumpleaños, va a tener una carga emocional especial. Lo único que tengo es un poco de miedo por los efectos especiales. Eso ya no depende de mí. Hay gente que vuela, cosas raras y no quiero quedar colgado en una grúa tres horas". Luego de las risas a su alrededor, García promete: "Estoy sonando para los estándares que yo pienso que tendría que sonar; si no fuera así, me aburriría o sería nada más que un viaje al pasado. Lo del viernes va a ser algo grande".
"La banda suena bárbara -repite Charly una y otra vez-. Me complemento muy bien con el «Zorri» y se produce una mezcla de sonido muy buena, con los dos teclados en estéreo y, en el medio, las guitarras, el bajo y la batería."

Por Sebastián Ramos
Fuente: LA NACION

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