jueves, 26 de noviembre de 2009

EL ROCKERO ARGENTINO CHARLY GARCÍA OFRECE HOY UN CONCIERTO EN EL ESTADIO ALBERTO SPENCER, DESDE LAS 20:00.




Martes 24 de noviembre. Ocho de la noche. Charly ocupaba una de las gradas, frente a la cancha central de césped sintético que tiene la Academia de Fútbol Alfaro Moreno. Desde ahí observaba cómo jugaban sus músicos y el personal técnico que lo acompañará en el concierto del estadio Alberto Spencer, esta noche, desde las ocho.Su equipo enfrentaba al de los entrenadores de la academia, que incluía al ex futbolista Carlos Alfaro Moreno, fan confeso de Charly.Mr. Say no more parecía inmóvil. A ratos conversaba con Hilda que estaba a su derecha. Reía discretamente con alguna jugada de sus músicos. Cruzaba su pierna izquierda sobre la derecha o las separaba, mientras los dedos de sus manos se apoyaban en sus muslos como si tuviera un teclado. Encendió un cigarrillo del que apenas disfrutó un par de bocanadas.Cerca de las nueve, algunos ‘aliados’ (como se conoce a sus fans) empezaron a llegar a la cancha. Charly seguía tranquilo, vestido con impecables jeans y buzo negro, más un par de zapatillas Adidas blancos, como si recién los hubiese comprado.Era una imagen opuesta a la del Charly que el 27 de diciembre de 2002 salió de la cárcel, con el cabello alborotado, zapatos desgastados y pintados con aerosol, que horas antes había destruido los equipos de sonido del coliseo Rumiñahui, el mismo escenario en el que ocho mil personas lo aplaudieron el sábado pasado.“¿Me puedo tomar una foto contigo, Charly?”, preguntó un fan. “Claro”, fue la respuesta de Charly con un tono suave de voz, distinto al rasposo que dejaba oír en sus ratos de mal humor. Más bien, a ratos, Charly parecía un abuelo que reúne a sus nietos para contarles una historia.A las nueve terminó el fútbol. Los visitantes perdieron 8-2. El ‘Zorrito’, el ‘Negro’, Hilda y los demás músicos repartían autógrafos, mientras Charly entraba a la cancha para saludar y tomarse una foto grupal. A Charly le gusta el fútbol. Es hincha de River Plate. Incluso, el domingo pasado, vio el partido entre Deportivo Quito y Macará en el estadio Atahualpa. Juan Carlos Castillo, coordinador de medios para los shows de Charly en Ecuador, recuerda que hace 20 años conoció al rockero argentino cuando tocó en el ahora desaparecido recinto La Chorrera. Relata que en aquella ocasión lo invitaron a Telebingo (programa que en esa época transmitía Teleamazonas) y en el que Claudio Durán era el director musical.Durán, quien es uno de los responsables de la actual visita de Charly, cuenta que el músico argentino hizo ‘play back’ en el set. “Incluso se mofaba de eso. Era el Charly irreverente. No obstante, lo invité a mi casa, en Quito, donde tenía un estudio de grabación. Acudió con Hilda, el ‘Negro’ y el ‘Zorrito’ Quintiero. Promocionaban Parte de la religión. En mi casa tocaron hasta la madrugada frente a nosotros y unos cuantos colados que estaban en los alrededores de mi hogar. No faltó alguno que le lanzara una botella plástica. No se molestó, la levantó del piso y la colocó a un costado. Ahí mi esposa me dijo: ¿Por qué Charly tiene fama de insoportable, si es adorable?”, recuerda Durán.Hoy Charly, quien anoche debía probar sonido en el estadio Alberto Spencer, es un tipo disciplinado. Procura dormir temprano (aunque anoche cenó tarde con la banda en el bar restaurante Recoleta). Pide leche, miel y frutas en lugar de whisky. Ahora practica deportes, como waterpolo (lo hizo ayer en la piscina del hotel Hilton Colón).Se somete a terapias con especialistas, rutina que empezó desde que vivía en la hacienda de Palito Ortega, el amigo del que Charly se siente agradecido por haberlo sacado del fondo del pozo, ahí donde tuvo un “encuentro con el diablo”. Ahora halló su “símbolo de paz”.

Rafael Veintimilla

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